Eccema dishidrótico. Ya está bien de darle la culpa…

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La dermatitis o eccema dishidrótico (también conocido como dishidrosis o ponfólix) es una erupción vesicular que afecta a las manos y/o los pies. Se trata de una alteración bastante frecuente de causa desconocida.

La forma aguda se caracteriza por la formación de pequeñas vesículas, que en la mayoría de los casos producen mucho picor.

 

En las formas más crónicas predomina la descamación y las fisuras. Estás últimas pueden ser muy dolorosas.  Es posible la sobre infección por bacterias, haciendo que la enfermedad empeore.

 

 

Su curso es crónico cursando en brotes, pudiendo persistir en su forma crónica entre los brotes, o desapareciendo por períodos indeterminados de tiempo. Existen determinados factores que lo pueden agravar como el estrés, el contacto con agua, o algunas sustancias químicas irritantes

El diagnóstico debe ser realizado por en médico especialista en dermatología. Normalmente es suficiente con ver las lesiones y escuchar la explicación del paciente, pero en ocasiones es necesario realizar un cultivo para diferenciarlo de una infección por hongos, o incluso una biopsia si hay dudas con otros trastornos menos frecuentes.

El tratamiento consiste en la aplicación de cremas con corticoides para que el brote remita. Normalmente asociamos antibióticos tópicos para evitar la sobreinfección.  En el caso de que predomine la descamación, son necesarias cremas con urea u otros componentes que ayuden a eliminar el exceso de grosor de la piel. En el caso de las fisuras, son necesarias pastas que alivien el dolor y faciliten la curación de las heridas. Si el picor es muy molesto, se pueden tomar antihistamínicos hasta que el brote mejore. Si existen muchas ampollas que se rompen produciendo un eccema húmedo, son útiles los baños secantes una o dos veces al día.

 

Insisto en que el diagnóstico lo debe hacer un dermatólogo porque la gran mayoría de los eccemas dishidróticos que veo, ya han sido tratados como si fueran hongos cuando en realidad no lo son. El caso típico es el de un paciente que va a la farmacia porque le pican los pies y le dan una crema para los hongos. Como el eccema cursa con brotes y tiene tendencia a curar espontáneamente entre brote y brote, el paciente piensa que en la farmacia tenían razón. Y así pueden pasar años. Si el tratamiento hubiera sido el correcto la duración de cada brote habría sido menor, y por lo tanto las molestias ocasionadas también.

Dr. David Romero Riu
Dr. Esteve Darwich Soliva

Epidermos BCN
Dermatología, Cirugía Plástica y Estética

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