Un embarazo es una bomba de hormonas que hará que prácticamente todo el cuerpo de la futura mamá cambie, incluida la piel.
En este post vamos a ver cuáles son los principales problemas que suelen preocupar a las pacientes embarazadas:
- MELASMA: Se trata de una hiperpigmentación que aparece en mejillas, frente, dorso nasal y labio superior producida por un aumento de la producción de melanina en relacionada con los cambios hormonales y la exposición solar. Una vez aparece el melasma, su eliminación es difícil. Es por ello, que es muy importante realizar una correcta protección solar (FPS 50 con color) para prevenirlo y en el caso de que ya haya aparecido, seguir una correcta pauta de cosmética médica personalizada, por supuesto pautada por dermatólogo, con productos despigmentantes. Además del melasma, también pueden darse cambios en la pigmentación de la piel, sobre todo en areolas, genitales y línea media abdominal, conocida como línea nigra. Estos cambios suelen aparecer hacia el tercer mes de embarazo y su intensidad disminuye tras el parto.
- ACNE: Como consecuencia de las alteraciones hormonales, es frecuente que durante el embarazo aparezca acné, tanto en mujeres con acné previo como en las que nunca lo habían tenido.
- ESTRÍAS: Suelen aparecer en el sexto mes de embarazo. Las zonas dónde primero suelen aparecer son alrededor del ombligo, en la pared abdominal, en caderas y muslos. Posteriormente, suelen aparecer estrías en pechos y zona de las axilas. Entre los factores desencadenantes del desarrollo de estas estrías podemos destacar:
- Factores genéticos.
- Deshidratación de la piel.
- Distensión brusca de la piel, como consecuencia del aumento rápido de peso.
¿Cómo podemos prevenir las estrías? Utilizando cremas hidratantes con principios activos que potencien la regeneración de colágeno y cuidando la alimentación, asegurando nutrientes claves en la síntesis de colágeno como vitamina C, glicina, prolina y cobre.
¿Cómo tratar las estrías una vez ya han aparecido? Aplicando, una vez finalizado el embarazo, tratamientos emolientes con retinoides y laser fraccionado de CO2.
- LESIONES VASCULARES: En las embarazadas suelen aparecer arañas vasculares, eritema palmar y angiomas capilares o puntos rubís (menos frecuentes) como consecuencia del aumento del flujo sanguíneo y de la circulación. Suelen desaparecer tras el parto, pero si persisten algunas de estas lesiones debemos saber que son fácilmente tratables mediante láser.Los factores hormonales y el aumento de peso favorecen también la aparición de varices, pudiendo dar lugar a una sensación de pesadez y dolor en las piernas. La mayoría desaparecen después del parto.
¿Cómo podemos mejorar este problema? De base, tomando medidas posturales: Poner los pies en alto, evitar estar de pie mucho rato, caminar…) y las medias de compresión también pueden ser útiles para favorecer una mejor circulación.
Si tras el parto persisten, podemos realizar un tratamiento con láser o con agentes esclerosantes para eliminarlas, siempre que la paciente no presente una insuficiencia venosa.
- CAMBIOS EN EL PELO Y LAS UÑAS: Muchas mujeres afirman presentar un aumento del crecimiento del pelo durante el embarazo y ¡es totalmente cierto!. En el embarazo se produce un aumento de folículos en anágeno (La fase anágena es la fase de crecimiento activo de los folículos pilosos). Sin embargo, tras el parto se produce un descenso compensatorio con una pérdida de la densidad capilar, conocida como efluvio que se acaba recuperando con el paso del tiempo.
Durante el embarazo también aumenta la velocidad de crecimiento de las uñas, normalizándose tras el parto. Algunas mujeres, sin embargo, pueden presentar fragilidad ungueal que suele atribuirse a problema de ferropenia, relativamente frecuente durante el embarazo si no cuidamos nuestra alimentación o no nos suplementamos de forma preventiva. Por ello, durante el posparto, es muy aconsejable la toma de vitaminas para fortalecer el cabello y las uñas.
Si estás embarazada te recomendamos agendar cita con tu dermatólogo para adaptar a tu nueva situación tu pauta de cosmética médica. Tu cuerpo cambia y las necesidades de tu piel también. Algunos de los tratamientos que venías realizando previos al embarazo es muy posible que estén contraindicados durante el mismo.
Durante el embarazo debemos evitar tratamientos con retinol, inyectables de toxina botulínica o ácido hialurónico. Podríamos realizar tratamientos con láser en determinadas zonas pero siempre ajustando los parámetros al tipo de piel y patología de la mujer embarazada.